Nunca voy a criticar la calidad de un producto por ir acompañado de publicidad quimiofóbica. Por un lado está la calidad y seguridad, y por otro está la campaña publicitaria que la empresa haya decido llevar a cabo. Muchos de los productos que se sirven de esta clase de publicidad han sido desarrollados por importantes laboratorios, presentan un etiquetado impecable y ajustado a legislación vigente, cuentan con patentes de producción, con compuestos innovadores, con rigurosos estudios científicos que avalan su seguridad y eficacia, han pasado todos los controles de calidad y sanitarios hasta llegar al mercado, así que no acarrean ningún riesgo para nuestra salud. Lo criticable es exclusivamente la publicidad.
La publicidad quimiofóbica, del tipo «sin químicos», causa un tipo de perjuicio diferente: un perjuicio sobre la imagen de la Química y un perjuicio educativo. Día tras día, en mi trabajo como profesora o como divulgadora, tengo que lidiar con ideas acientíficas, imágenes desgastadas y vapuleadas de la Ciencia que han sido inducidas por esta clase de publicidad. Ni siquiera las personas con formación escapan de esta influencia.
En lugar de mostrar una pataleta que no va a ninguna parte, porque esta moda publicitaria es pasajera, como lo han sido otras, mi postura siempre ha sido utilizar esta clase de publicidad como material académico, darle la vuelta en favor de la Educación. Muchas de estas campañas me han permitido introducir conceptos propios del currículo educativo de las asignaturas de Ciencias, presentarlos en clase o en una conferencia como algo que nos afecta a todos en el día a día, y ofrecerles argumentos, despertar en ellos su sentido crítico, mostrarles que saben más Ciencia de la que creen, y que en realidad desmontar los tópicos de este tipo de publicidad es algo sencillo e incluso divertido. Relatos Gay Eroticos
En este taller que he impartido para el Centro Regional de Formación de Profesorado de Castilla-La Mancha en colaboración con Naukas, ofrezco mi experiencia utilizando estas campañas publicitarias como material docente, señalo en qué asignaturas, temas y niveles educativos podemos emplearlos y qué conceptos podemos explicar con ellas, las preguntas que suelen tener los alumnos y sus ideas preconcebidas. Es un taller destinado a profesores, pero cualquiera puede tomarlo como una fuente de argumentos y ejemplos que nos permiten combatir la quimiofobia con conocimiento.
Para ver el vídeo del taller…
Cómo utilizar el márquetin quimiofóbico para dar una clase de CienciaDIMETILSULFURO
Nunca voy a criticar la calidad de un producto por ir acompañado de publicidad quimiofóbica. Por un lado está la calidad y seguridad, y por otro está la ca
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2025-02-11

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