Las técnicas plásticas y, en consecuencia, muchos movimientos artísticos, fueron propiciados por los avances de la Ciencia. En otras ocasiones las necesidades plásticas de los artistas condicionaron las investigaciones científicas, que no siempre derivaron donde se pretendía, ni para la Ciencia ni para el Arte, a veces suponiendo una revolución científica, artística y, obviamente, filosófica.
El desarrollo de la pintura acrílica en el siglo XX, en principio concebida para usos prácticos, se inmiscuyó en el mundo del Arte, primero por necesidad, y más adelante como consecuencia de su propia naturaleza. Algunos artistas, artistas artesanos, de los que experimentan e investigan sobre la versatilidad de los materiales, encontraron en la pintura acrílica un nuevo medio de expresión que hasta entonces sólo permanecía latente bajo el prisma del Expresionismo abstracto. Dieron un paso más, un paso ideológico más, sustentado por la pintura acrílica, y de ello nació uno de los movimientos artísticos más relevantes del arte contemporáneo: el Color field.
El desarrollo de la pintura acrílica como medio artístico se produjo como consecuencia de un imperativo social: en los años 20, un grupo de pintores mexicanos, en especial José Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros y Diego Rivera, querían pintar grandes murales para edificios públicos que pudiesen permanecer expuestos al aire libre sin corromperse, cosa que era imposible por medio de técnicas ya conocidas como el óleo o el fresco. Necesitaban una pintura que se secase rápidamente y permaneciera estable a la intemperie. En realidad, lo que necesitaban existía ya desde hacía tiempo en el campo industrial, pero nunca se había empleado como vehículo para pigmentos: las resinas plásticas.
Las pinturas están formadas esencialmente por dos componentes: el pigmento, que las dota de color, y el aglutinante, que es el que determina la técnica y que una pintura se llame óleo, acrílico, gouache, acuarela, etc. Estas pinturas, a su vez, se pueden mezclar con disolventes que modifiquen la viscosidad, el tiempo de secado o la transparencia.
En los años 20 la cantidad de pigmentos, tanto sintéticos como de origen natural, era suficientemente elevada como para cubrir un amplio abanico de color, así que lo que se pretendía era conseguir un aglutinante que mejorase ciertos aspectos de la pintura que más se utilizaba en ese momento, el óleo, como el tiempo de secado, de repintado, la resistencia frente a la oxidación, y que además pudiese emplearse en exteriores.
En virtud de esa necesidad comenzó a experimentarse con las resinas plásticas, sobre todo con los denominados polímeros acrílicos, como aglutinantes en la conformación de nuevas pinturas. Cuando el polímero está exclusivamente formado por monómeros derivados del ácido acrílico (los diferentes acrilatos) le denominamos polímero acrílico.
Lo que coloquialmente llamamos pintura acrílica se trata de una emulsión del polímero acrílico y agua en la que están contenidos los pigmentos. Una emulsión es una mezcla homogénea de dos fases líquidas inicialmente inmiscibles, en este caso el polímero acrílico y el agua. Como ejemplo cotidiano de emulsión tenemos la mayonesa, donde componentes inmiscibles (el aceite y el agua del huevo) se reorganizan de tal modo que también logran formar un fluido homogéneo estable.
Cuando la pintura acrílica se seca lo que ocurre es que el agua que contiene se evapora y una vez que esto sucede ya no tiene lugar ningún otro cambio. Esto significa que el artista puede añadir más pintura a una superficie completamente sellada, pudiendo repintar o aplicar veladuras con absoluta seguridad.
Al mismo tiempo, la estructura química confiere a las capas de pintura acrílica una porosidad suficiente que permite la evaporación completa, así como que cada capa de pintura se pegue a la anterior formando estratos casi indistinguibles. Otra de las virtudes de esta nueva pintura es que durante el secado no se produce una variación muy importante en el tono, aunque esta variación sí resulta notable si la comparamos con el óleo, que es la pintura que realmente no modifica el tono en el secado.
Las posibilidades de esta nueva pintura iban más allá de la necesidad de las pinturas para exteriores. Los científicos creyeron que habían conseguido la pintura más estable, más versátil y que habían abierto una puerta más a la experimentación artística. No se equivocaban. Cada vez que surge un nuevo material de la colaboración entre los artistas y los científicos, éste no suele quedarse estancado en satisfacer únicamente la necesidad primigenia, sino que posibilita nuevas técnicas y formas de expresión artística. La invención de esta nueva pintura fue como si demandara una nueva posibilidad en el Arte.
Los acrílicos se hicieron comercialmente disponibles en los años 50 como pinturas basadas en minerales conocidas como Magna. El Magna es un tipo especial de pintura acrílica para uso artístico, fue desarrollado por Leonard Bocour y Sam Golden en 1947. En el Magna los pigmentos tienen como base una resina de acrílico emulsionada en alcohol, no como los acrílicos modernos, que están emulsionados con agua.
En los años 60 el acrílico ya se había convertido en una pintura de uso común para muchos artistas estadounidenses. Los más destacados de su época habían experimentado los límites plásticos de esta nueva pintura, y gracias a ello surgieron movimientos artísticos y técnicas que supusieron una marcha sin retorno, como Jackson Pollock, Kenneth Noland, Mark Rothko, Morris Louis, etc.
En 1954, el artista Morris Louis reformuló esta pintura acrílica aprovechando que el Magna es miscible con trementina o mineral spirits (destilados de petróleo ligeros, que son mezclas de hidrocarburos alifáticos y cíclicos), se seca rápidamente y permite variar el resultado final, obteniendo acabados tanto mates como brillantes. La trementina permitió a Morris modificar la viscosidad de la pintura, cosa que fue clave en la ejecución de sus obras más representativas, basadas en imponentes regueros de color. Nicotine Pouch Guide - Everything About Nicotine Pouches
Morris dejaba parte del lienzo sin imprimar, lo cual permitía que el pigmento coloreado de la pintura Magna se extendiera fácilmente cuando era diluida. La pintura era suficientemente consistente como para no atravesar completamente el poro del lienzo, y suficientemente fluida como para mantener el rastro en la cara visible. La pintura al óleo, que tiene un medio distinto, que no está basado en agua, dejaría un rastro de óleo sobre el lienzo virgen alrededor de las orillas del color; en cambio la pintura acrílica se detiene en su mismo margen. Por este motivo el acrílico había permitido crear estas obras que antes, con el óleo, habrían sido impensables.
Por otra parte estos efectos técnicos vinculados al método de tinción y dripping (chorreo) de artistas como Jackson Pollock y Helen Frankenthaler fueron aprovechados por Morris para explorar las posibilidades del cromatismo aplicado con criterios de luminosidad y transparencia sobre el lienzo en blanco.
Jackson Pollock pintando. Ejemplo de Action painting.A diferencia de Pollock, a Morris no le interesaba dejar constancia de la acción del artista, de los utensilios utilizados para la ejecución de la obra. El método de Morris se desligó del Action painting y se vinculó al Color field. Morris no salpicaba o dejaba caer chorros de pintura sobre sus lienzos tal y como hacía Pollock. Las obras de Morris carecen de violencia en la ejecución, carecen de acción, son el resultado de un proceso armonioso en el que la pintura mancha el lienzo deslizándose sobre él por gravedad, no chocando contra él.
Lo fascinante de las obras de Morris y por qué definen un movimiento como el Color field es que el individuo desaparece, sólo el color está presente a causa de la gravedad. En las obras de Morris la pintura no se frena contra el lienzo, sino que el lienzo posibilita que la pintura ruede sobre él y sea constancia de una acción natural que se nos muestra tal y como es: perpetua.
Las pinturas de Morris mantienen una relación particular con el espacio debido al gigantesco tamaño de sus lienzos.
La forma más sencilla de apreciar todo esto es pararse ante una obra de Morris y responder a esta pregunta: ¿cómo fue ejecutada esta obra? Lo genial es que no sólo la respuesta es evidente, sino que la misma obra te sugiere esa pregunta.
Beta lambdaMagna sobre lienzo (262,6 x 407 cm)Morris Louis, 1961Los ríos de color cayeron sobre un enorme lienzo sin imprimar por gravedad, fueron absorbidos y retenidos por éste, sin principio ni fin. Podemos imaginarnos fácilmente cómo el artista colocó este enorme lienzo sin bastidor, la tela virgen, sobre un plano inclinado, quizá sujetando un extremo a la pared y dejando el resto del tejido sobre el suelo. Desde esa pared vertió la pintura que él mismo había creado y que, por gravedad, se fue deslizando a lo largo de más de dos metros hasta el suelo. De esta forma, al no haber pinceladas, se maximiza el efecto psicológico del color plano; y los bordes, asimétricos y caprichosos, son producto de la no intervención del artista en la obra.
Morris no utilizaba pinceles, sólo la gravedad y la viscosidad de la pintura que él mismo diseñaba variando las concentraciones de disolvente. Sus obras son enormes planos de color liberados del objeto y del individuo que los ejecuta, por eso van más allá del Expresionismo abstracto y del Action painting, porque son la abstracción pura, el color sin más objeto que el color. Incluso donde no hay pintura, donde el lienzo está sin imprimar, no se manifiesta como fondo o como vacío, sino que su color lo marcan los límites de color adyacente.
Number 11Magna sobre lienzo (182,9 x 182,9 cm)Morris Louis, 1961La pintura acrílica, que nació para satisfacer una necesidad práctica, sin pretensiones artísticas, fue tomada por artistas que intentaban hacer murales a la intemperie. Gracias a ellos el acrílico se tropezó con el mundo del Arte y, tiempo después, en un periodo artístico en ebullición, el acrílico se convirtió en la herramienta ideológica que haría llegar a la cima de la abstracción: el Color field.
Morris Louis, quizá uno de los grandes olvidados, eclipsado por el rebumbio de otros artistas contemporáneos a él, es el ejemplo de un artista artesano que se mancha las manos, que experimenta, que no sucumbe y piensa más allá de lo imperante, que se sirve de lo incipiente y lo exprime hasta llegar a lo absoluto. La obra de Morris Louis es la estrella de la sala que ocupa. La invade con su armonía, con su pulcritud, con su tamaño, alcanzando una de las aspiraciones más complejas del Arte: mostrar un código universal.
Morris Louis consiguió hacer fluir campos de color sobre inmensos lienzos verticales.
Ilustración de portada realizada por Tamara Feijoo Cid
Fuentes
Imágenes: moma.org, culturacolectiva.com, quepintura.com
After Modern Art: 1945-2000. New York: Oxford University Press. David Hopkins, 2000
El medio acrílico y su historia en el Arte. Jose Javier Cabello, 2015
Investigación y docencia en Bellas Artes. Musivisual, 2013
El ABC del Arte del siglo XX. Book by Editors of Phaidon Press, 2013
Louis Morris, un artista de los campos de color. Mónica Careaga, 2013
Themes in American Art: Abstraction. National Gallery of Art, 2010
Painters Painting, a Candid History of The Modern Art Scene 1940-1970. Emile De Antonio, 1984
Morris Louis: la ciencia del Color field
Las técnicas plásticas y, en consecuencia, muchos movimientos artísticos, fueron propiciados por los avances de la Ciencia. En otras ocasiones las necesidad
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