Científicos de la Universidad de Cardiff logran combustión de 100% amoníaco a 500 kW con sistema ICB, marcando un hito mundial en descarbonización industrial

📅 10/11/2025 👤 Julio Fuente 📂 curiosidades

El proyecto Amburn ha conseguido un logro revolucionario: mantener una combustión estable utilizando únicamente amoníaco puro a una potencia de 500 kW en una caldera experimental, abriendo nuevas posibilidades para obtener calor industrial sin emisiones de carbono.

Un momento histórico en la investigación energética

El 15 de septiembre de 2025, el equipo de Amburn alcanzó un objetivo sin precedentes: la combustión completa de amoníaco al 100% en un sistema de caldera de 500 kW, empleando el quemador con craqueo integrado (ICB) desarrollado y patentado por la Universidad de Cardiff. Este experimento, llevado a cabo en el Laboratorio de Combustión de su Facultad de Ingeniería, representa un punto de inflexión en la exploración de alternativas prácticas y escalables a los combustibles fósiles.

Más que un logro técnico

Este éxito trasciende lo puramente técnico. Constituye una demostración tangible de que el amoníaco verde puede convertirse en una alternativa factible, confiable y sostenible para producir calor industrial, especialmente en ubicaciones aisladas donde la electrificación total resulta inviable por limitaciones económicas, técnicas o geográficas.

Tecnología innovadora: El quemador con craqueo integrado

El sistema Integrated Cracking Burner no se conforma con quemar amoníaco. Da un paso adicional: utiliza el calor sobrante de la combustión para descomponer el mismo amoníaco y producir hidrógeno directamente en el lugar, lo que estabiliza el proceso y aumenta el rendimiento de la combustión. ¿La consecuencia? Un sistema libre de emisiones de carbono que aborda dos grandes obstáculos de la transición energética: la producción de calor industrial limpio y los desafíos en el transporte y almacenamiento de hidrógeno.

Pruebas y validación técnica

En la primera fase de pruebas, el equipo de investigación —con la colaboración de la compañía Flogas Britain— experimentó con diversas combinaciones de amoníaco y propano, hasta alcanzar el 100% de amoníaco con una capacidad térmica de 500 kW. Los datos obtenidos confirman la viabilidad de esta tecnología para aplicaciones de pequeña y mediana escala.

El amoníaco como vector energético

El amoníaco no es un compuesto nuevo en el ámbito energético. Se ha utilizado durante años como fertilizante y transportador químico, pero su potencial como combustible ha ganado relevancia recientemente por una razón fundamental: puede fabricarse sin generar emisiones cuando se produce a partir de hidrógeno verde y nitrógeno atmosférico.

Además, el amoníaco en estado líquido posee mayor densidad energética que el hidrógeno y resulta más sencillo de transportar y almacenar, sin requerir temperaturas extremadamente bajas o presiones elevadas. Por esta razón, está comenzando a posicionarse como una opción prometedora en sectores donde la electrificación es complicada, como el transporte marítimo, la generación de calor industrial y, actualmente, también en calderas para empresas desconectadas de la red.

Apoyo institucional y financiación

El proyecto recibió un respaldo crucial en 2023: una subvención de 3,6 millones de libras del Departamento de Seguridad Energética y Cero Neto del Reino Unido, en el marco del programa Industrial Fuel Switching Competition. Esta inversión pública no solo refleja el interés gubernamental en el amoníaco como portador de energía, sino que también acelera su desarrollo para aplicaciones industriales concretas.

Próximas etapas: Escalado tecnológico

Con la conclusión exitosa de la fase 1, el proyecto avanza hacia su segunda fase, donde la tecnología se ampliará a una caldera de 1 MW. Este aumento de escala permitirá demostrar el funcionamiento del sistema bajo condiciones industriales más demandantes, estableciendo las bases para su comercialización en un futuro próximo.

De forma paralela, otras iniciativas en Europa y Asia —como los programas de amoníaco verde en los Países Bajos o las pruebas de motores marítimos en Japón— también están impulsando el desarrollo de esta tecnología. La combinación de innovación, respaldo estatal y normativas medioambientales podría convertir al amoníaco en un componente esencial del rompecabezas energético mundial.

Ventajas prácticas para la industria

Actualmente, numerosas empresas en áreas rurales o polos industriales dependen de generadores diésel o gas propano. La transición hacia una tecnología como Amburn no solo implicaría cero emisiones de carbono, sino también una mayor seguridad energética, dado que el amoníaco puede almacenarse localmente sin depender de redes eléctricas frágiles o costosas.

Además, al ser un sistema que aprovecha su propio calor para generar el hidrógeno requerido, se elimina la necesidad de infraestructura adicional para transportar o almacenar hidrógeno comprimido o licuado. Esto se traduce en menores costos, riesgos y complejidades operativas.

Por ejemplo, una planta agroindustrial o una empresa de procesamiento de alimentos en zonas remotas podría reemplazar sus calderas de gasóleo por un sistema Amburn y disminuir significativamente su impacto ambiental sin comprometer el rendimiento.

Conclusiones y perspectivas

El triunfo del proyecto Amburn evidencia que el calor industrial libre de carbono ha dejado de ser una promesa lejana para convertirse en una realidad alcanzable. Algunas consideraciones prácticas para maximizar su impacto:

En resumen, la ruta hacia un modelo energético descarbonizado no depende de una solución única, sino de un ecosistema de tecnologías que se adapten a diversos contextos. El amoníaco, con sus beneficios logísticos, eficiencia térmica y potencial de circularidad, puede convertirse en uno de estos pilares fundamentales. Y proyectos como Amburn lo están confirmando con resultados tangibles.

Más información: Amburn | Demostrando que el amoníaco es un combustible renovable viable y económico para grandes consumidores energéticos

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