En agosto de 1910, el mundo perdió a una mujer cuyo legado transformó la medicina y el cuidado de los enfermos

En agosto de 1910, el mundo perdió a Florence Nightingale, una mujer cuyo legado transformó la medicina. Nacida en 1820 en una familia británica acomodada, desafió las expectativas de su época para convertirse en enfermera. Durante la Guerra de Crimea en 1854, revolucionó los hospitales militares al implementar estrictas medidas de higiene, lo que redujo la tasa de mortalidad de un 42% a menos del 2%. Se la conoció como La Dama de la Lámpara por su labor consolando a los heridos. Tras la guerra, fundó la primera escuela de enfermería profesional en 1860, estableciendo esta disciplina como una profesión científica y respetable. Utilizó la estadística para demostrar cómo la prevención salva vidas, sentando las bases de la enfermería moderna. Fue la primera mujer en recibir la Orden del Mérito del Reino Unido. Su legado de compasión y ciencia perdura en cada hospital y en cada vida salvada gracias a sus enseñanzas.